La educación sexual es un proceso que dura toda la vida. En función de la etapa de desarrollo existen distintos grados de interés. La educación sexual en la familia no se limita a explicar cómo vienen los niños. Debe mostrar cómo adquirir información, formar actitudes y valores sobre la identidad, las relaciones, la intimidad. Incluye el desarrollo sexual, la salud reproductiva, las relaciones interpersonales, el afecto, la intimidad, la imagen corporal y el género. La educación sexual concierne a las dimensiones biológicas, psicológicas y socio-culturales.
Cuando padres y madres quieren hablar con
sus hijos e hijas sobre el sexo y la sexualidad, en la mayoría de las ocasiones
surge la angustia sobre qué decir y cómo decirlo. La inseguridad está presente
desde el comienzo. No se sabe cómo ni cuándo tocar el tema, y se evidencian
dudas sobre los propios conocimientos y la veracidad de los mismos, sobre
cuánta información ofrecer, qué datos son necesarios o cuáles innecesarios. A esto
se suma la percepción de que los hijos propios no se hacen nunca
suficientemente mayores, con lo que es difícil saber a qué edad hay que hablar
de sexo.
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Varios estudios demuestran que los niños y jóvenes que tienen
confianza con sus padres y madres a la hora de hablar sobre sexo la obtienen
porque confían en la comunicación en general. Ésta se ha adquirido porque se ha
hablado de forma abierta de todos los temas que han surgido y porque se ha
escuchado a lo largo del tiempo los puntos de vista de los diferentes miembros
de la familia.
En ocasiones se habrá dejado para más adelante una
profundización de un tema, pero nunca se ha negado su existencia. Esta buena
comunicación se ha demostrado como el arma más eficaz para evitar
comportamientos de riesgo en relación con el sexo, incluso los datos demuestran
que la iniciación es más tardía y desde una perspectiva más segura y libre.
Cuando Empezar a
hablar de sexo con nuestros Hijos?
De sexo hay que hablar con los hijos e hijas desde una edad
temprana, porque no se pueden improvisar vínculos de comunicación cuando se
considere oportuno y pertinente. Si así se hace se corre el riesgo de llegar
tarde a entablar una relación que permita exponer puntos de vista de toda la
realidad, o de parte de esa realidad, y se conviertan en tabú algunos temas,
entre los que los relativos al sexo son quizá los más sensibles.
Además, la enseñanza a
los hijos de conceptos sobre sexo requiere de un flujo de información suave y
continuo que otorgue un cierto grado de anticipación. Por ejemplo, cuando se
enseñen las partes del cuerpo, algo muy común cuando se aprende a hablar y
cuando se comienza a señalar las cosas de las que se conoce la palabra, no hay
que olvidar el pene ni la vagina.
Si bien a nuestros hijos e hijas se les
ha de explicar las circunstancias biológicas relacionadas con el sexo, también
deben comprender que las relaciones sexuales implican cariño, atención y
responsabilidad.
Los niños y niñas pueden asustarse y
confundirse con los cambios repentinos que experimentan sus cuerpos cuando
llegan a la pubertad. Para poner fin a sus inquietudes, hay que explicar y
conversar no sólo sobre la etapa de desarrollo en la que estén.
Recuerda Nunca es demasiado tarde
para aprender a disfrutar y a vivir la sexualidad. Muchas veces, la obligación
de tener que educar sobre ella sirve para solventar dudas y ampliar
conocimiento.